Del latín motor- motoris, “que mueve”, la palabra motor se usa en castellano como adjetivo y como sustantivo. Del 11 al 15 de noviembre descubrimos que también se usa como nombre propio: (pro)motor, que se refiere a aquella persona que mueve y que pro-mueve algo.
Lo que caracteriza la vida (la biológica y la social) es el movimiento. Desde el incesante agitamiento de las partículas que componen lo más minúsculo imaginable, hasta el trasegar de los cuerpos más grandes de todo el universo, se sabe que están en continuo movimiento. Las sociedades también se mueven, en el tiempo y en el espacio, aunque la inmensa diversidad de formas sociales entienda cosas diferentes por las dimensiones propias del devenir y del ocupar.
En Profesionales Amigos nos movemos mucho. Decimos que el Pensamiento + Acción se concreta en mover la mente, las manos y los corazones, y resulta ciertamente con-movedor cuando lo podemos comprobar en nuestra propia experiencia personal y grupal.
Decididos con una determinación bastante parecida al arrojo irracional, un grupo de Profesionales Amigos nos movimos a la acción para realizar una primera jornada de capacitación a 20 personas pertenecientes al Resguardo La Pascua. Seis Profesionales Amigos in situ, más una Profesional Amiga en remoto, diseñamos, ejecutamos, evaluamos y sobre todo movimos las energías y voluntades para sacar delante de manera coordinada y entusiasta dicha jornada. La alegría, compromiso y profesionalismo de este equipo, nos dejó la certeza de que el pensamiento y la acción son significativos y pertinentes cuando se tejen en común.
A este numeroso grupo se le empezó a denominar pro-motores ambientales, pues tienen la misión de crear las estrategias de cuidado y manejo de su territorio. Los Profesionales Amigos tenemos la tarea de acompañarlos y hacer equipo con ellos para hacer con-fluir talentos y crear comunidad. Al final, lo que queda es ese lazo invisible que en su aparente inmaterialidad conecta el agitamiento, el trasegar, el dinamismo humano que se “solidifica” (se solidariza) en lo común. Al final las cosas pasan, lo que queda es el sentimiento común, la certeza inexplicable pero comprensible en la mirada, en el abrazo.
